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Al final del vacío, 2015

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http://lizetteabraham.com/2011/07/04/plato-de-matanzas/

Con las imágenes que conforman la serie, nos asomamos a un tema recurrido por: la crítica a la sociedad contemporánea, pero esta vez como si fuéramos espectadores de la primicia, de una obra de teatro absurdo que habla del ensayo temprano del caos, el que apenas se percibe, el que aun conserva características de la belleza que se pudre; es la primera visita de la muerte, donde aún su cara no es del todo horrenda.

Lizette nos presenta un mundo egoísta, lúdicamente enfermo, infantilmente prostituído. Estamos religiosamente invitados a la fiesta de la espectacularidad, del alto contraste ante el vacío de la emoción humana, la celebración de una sociedad cuya capacidad de asombro fue raptada, es la cita a burlarnos de nuestra condición de bultos cerebrales carente de ilusiones, domados por el sistema. Es ese punto en la realidad donde no se está vacío pero que tampoco se existe.

Muchas significaciones para cada fotografía, una relación interminable de señales ocultas en un “por favor” apagado ante la denuncia, la autoinmolación ante el aplastante peso de la falsa vida urbana, la ostentación del autoconocimiento como objeto de sacrificio, la mediocridad riéndose de mantener sometido a un país como México, que incluso se regodea de su suerte. La inmovilidad ante el desastre, la “no-acción” como reacción instintiva; esa educación que llamamos Vanguardia, Primer Mundo y Desarrollo, están desprovistos de lo verdaderamente importante de la vida. Es un escupitajo a la cara de quien viviendo el desarrollo contemporáneo dice no entenderlo.

Las imágenes de la serie retan a la acción, a terminar de escribir la historia narrada y decidir sobre los resultados de alguien cercano (en este caso la artista). Es un manifiesto de preguntas directas al modo de vida del espectador ¿Y tú que harías? ¿Permanecerás pensando que no sucede nada? ¿Reconoces tu nombre en esa mano, en ese pie? ¿Cuántas veces has servido carroña a tu mesa? ¿Hace cuánto que los resultados maltrataron la forma? ¿Cuánto photoshop es necesario para editar la realidad que te habita?

Los colores de Lizette evocan el espectáculo de la mentira, de lo excelso, de la estrategia publicitaria en alto contraste para darle vida a imágenes que están en la agonía espiritual. Sus autoretratos son los mundos análogos de un ente que vaga el territorio nacional, cuyos latidos se parecen cada vez más a un bit de la gran máquina monetaria. La simbiosis biomecánica comienza por aceptar que podemos ser una pieza replicable, la involución de la especie como resultado de suponer que somos capaces de controlar al mundo.

Esta fiesta de derrota merece el mejor disfraz, y qué mejor que cada uno de nosotros termine de contar la propia pequeña batalla. Reflejarnos en ese espejo magnífico del recuerdo, de la apariencia, esta paz que en realidad es un vacío, donde tengo la seguridad de que nadie sabe lo que hay detrás de la fotografía de mi vida.

Karín Mijangos. Agosto 2015.