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Mothernidad, 2010

una de retrato

http://lizetteabraham.com/2011/07/04/mothernidad-2/

Vengan acá mis hijos

 Maternidad: una postal sombría, un elemento del crimen, un homicidio infinito. Björk canta en The modern things que todas las cosas modernas están en lo alto de una montaña esperando el momento correcto. Hagamos memoria. Andrea Yates, aduciendo psicosis y depresión postparto, hizo lo incomprensible un 20 de junio de 2001, y no estaba loca. Gerti, de la novela Deseo firmada por Elfriede Jelinek, ahogó a su retoño en clara referencia a la Medea de Eurípides, y rompió lazos con el marido y el amante de un jalón. El término Madrecloaca fue introducido por Martín en Sobre héroes y tumbas para referirse al rechazo que su madre sentía por él y, debido a ello, el muchacho se refugiaba en Alejandra, una adolescente producto de una relación incestuosa. Ejemplos de indisciplina exquisitos.

Lizette Abraham (Mérida, Yucatán, 1982) replantea el papel asignado a la madre con un estilo pop del que antes habíamos visto luces hermanas (como en Cajas y Al final del vacío). Su estética es un Asilo Arkham de referentes que apuntan a múltiples direcciones. Mothernidad simboliza el sarcasmo en alta definición: pathos griego e Internet, crisis del ethos y fashionismo, abortos y libros de cocina acomodan su stand en el cerebro de la artista y se venden al mejor postor. Mercadotecnia freaky para los niños que juegan Wii mientras mamá se enchufa por las noches a la pantalla del e-book. Escenas desechables para familias desechables en tiempos desechables realizan todo tipo de acciones desechables en función de una vida desechable una muerte desechable un entierro desechable una inmortalidad desechable un cementerio desechable. Algo así diría Lucky si Esperando a Godot hubiera sido escrita en el 2010.

En el vértice de la tercera mutación metafísica, parafraseando a Houellebecq, la happy family contemporánea tiene ojos de plástico, está en franca alucinación social, y lo que sigue tendrá más parecido con la ciencia ficción que con la sociología. Su estructura se erige con multimedia, píldoras anticonceptivas del día siguiente, simulacros de éxito, ilusiones en Photo Shop y divorcios a la salida de los centros comerciales. Pertenecemos a una generación que no pretende romper con los paradigmas porque los reconoce imposibles de romper. Que no necesita ideologías porque las reconoce imposibles de seguir. Que no reza demasiado porque ha olvidado las palabras adecuadas. Mothernidad ilustra con situaciones notoriamente surrealistas eso. Capta fotografías inverosímiles dentro de la Torre de Babel hasta alcanzar el absurdo absoluto. El acento tiene que sonar irónico, irreverente, agridulce como el primer embarazo. Y el performance radica en comprometerse al mínimo posible, en no tomar partido sobre lo que se critica, en dejar que la carcajada del público dignifique la maternidad. Si de verdad puede hacerlo.

Kathia Christensen Copenhague, Dinamarca. 4/03/10