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Universos Cautivos

Los universos cautivos se derriten entre deseos de desbordarse y desdoblarse sobre los pliegues grises de la existencia.  Desde que el mundo nos desterró, nos convertimos en una mixtura, al mismo tiempo frenada y ansiosa, con el otro y la otredad. Cuando admiramos la naturaleza, nos envuelve en su sexo, y nuestro mundo de cristal adquiere un trasfondo ondulado que palpita y guarda esperanza en los pequeños seres guardianes de la vida. Nuestra tierra nos cuaja y cristaliza en el cautiverio, en este encierro que nos vuelve más flemáticos y deformados, aunque ahora más nosotros, más rebosados, más delicados. ¿Dónde están los límites que nos disuelven y nos convierten desde el fondo en otros? ¿Nos faltará acaso mudar de piel o de espíritu para alcanzar esa sublime y pulsante sensación de existir y de agradecer existir?En cuanto universos cautivos, el único destino posible que veo es cavilar en cómo le hemos arrancado las vísceras a la naturaleza y en cómo devolvérselas de manera que nos integre de nuevo en su equilibrio universal; en cómo hacer que el planeta nos ame una vez más.